martes, 19 de mayo de 2009

(texto escrito por Nick Thabit sobre la muestra "Mudo")



La última muestra de Mauro Koliva, en el Centro cultural Borges, que consiste en cerca de treinta dibujos en bolígrafo de color sobre papel, es una revelación de varias clases; una revelación de lo cotidiano, lo ya visto, lo aparentemente sin sentido - pero no de lo obvio. Los dibujos en estas tres series, el objeto mudo, el objeto salvaje, y el objeto irresponsable, parecen esculturas, objetos hechos de madera, soga, cuero, pero también colchones abandonados, sofás, cajas, restos seleccionados. Inicialmente, vienen a la mente imágenes del americano nativo o del Indio; pero en aquél caso los objetos son supremamente útiles. En todo hay una calidez, una veracidad, una conexión orgánica a nuestro mundo ilógico, quizás un reflejo de él. Estos objetos realmente son pensamientos, maneras de mirar el mundo, maneras tontas, que son necesarias, que emanan del espíritu (tal como mantener el espíritu vivo se ha vuelto el trabajo de los artistas). Exudando un extrañeza en lo cotidiano similar a la que el grupo musical DEVO descubrió una vez, los trabajos resuenan con la realidad interna, a menudo totalmente en desacuerdo con la realidad externa: una colección de cosas con significado agregado. El mundo que el artista hereda no tiene ningún sentido para él, así que él necesita crear cosas, para desorganizar cosas; él hace un mundo “verdadero” para satisfacer su realidad interna. Cada uno en esta serie satisface una función sutilmente diversa para el artista y el espectador. Mudos: aquello que no se puede poner en palabras pero que anhela gritar. El activo reprimido o inexpresable, en oposición al Irresponsable “pasivo”; una asombrosa estación intermedia entre ser y hacer. Salvaje: el que no desea ser puesto en palabras, existiendo absolutamente feliz (o furioso, en algunos casos) más allá de nuestros límites; energías destinadas a vivir a su manera. Irresponsables: antiguos objetos superiores de “uso espiritual” (sin embargo inútiles o irresponsables para la mayoría de los propósitos), más eficaces a su manera, como simples declaraciones del ser magnificente. El Sr. Koliva tiene un talento extraordinario, más allá de su capacidad precoz para dibujar: él hace que todo luzca viejo usando sólo líneas (y algunos puntos) en un fondo blanco. Hay coágulos oscuros del color donde las líneas se juntan, ayudando a la calidad de “fotografía vieja” de los dibujos; pero hay aquí un “resplandor” palpable, casi sobrenatural, ausente en las fotografías, presente en la memoria. Éstos son “dibujos” en ambos sentidos de la palabra porque los objetos toman su significación de nosotros mientras miramos, y hacemos crecer el significado, dibujando hacia fuera de nosotros nuestras propias mitologías e historias internas. Esto hay que verlo para entenderlo. Podemos involucrarnos por entero en este trabajo, lo cual podría ser la cualidad que define a las bellas artes.
Sin entrar en detalles sobre las imágenes específicas, puedo decir que si usted desea refrescar sus sentidos y estimular su curiosidad, debería aprovechar la oportunidad de ver esta muestra. Una de las mejores muestras de dibujos que he visto (otra es Juan Soares Juarez en Braga Menéndez) y muy disfrutable aunque a usted generalmente no le “guste el arte.” Como sea. Vaya y vuélvase sorprendido, y renovado; usted se olvidará del calor, las muchedumbres, y el Subte.


Nick Thabit
Bs As 3/2009

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